En su prisa por transformarlo todo, los promotores de los grandes y ruidosos cambios suelen perder de vista que lo popular no siempre es benigno, y que lo que parece benigno frecuentemente viene cargado de mensajes no anticipados para amplios sectores de la población… y que suele minar el futuro. Luis Rubio recupera una cita de G.K. Chesterton que lo explica con el chispazo de la lucidez: “No remuevas la barda hasta que no entiendas por qué ésta fue erigida originalmente”. Hoy desde el poder se derriban muchas bardas, sistemática y dogmáticamente. Nada de lo preexistente debe ser recuperado y cultivado, parece ser la doctrina. Pero no habrá forma de evitar el costo de la falta de certidumbre que se ha ido sembrando para el futuro.
“El teatro cotidiano facilita decisiones fundamentadas en encuestas amañadas, burlas y ataques, pero la población reconoce lo que son y ningún resentimiento es suficiente, en el largo plazo, como substituto de empleo, oportunidades y prosperidad.”
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